El sureste del Ecuador todavía se encuentra en buenas condiciones de biodiversidad remanente y tiene oportunidades para el restablecimiento de prácticos corredores biológicos que podrían mantener su flora y fauna.
Ahora que se espera que los próximos 1.000 años sean más cálidos de lo normal, se está produciendo una migración masiva desde áreas de tierras bajas más cálidas hacia las montañas de los Andes que ofrecen climas más fríos. Permitir el movimiento a gran escala de todas las especies por medio de corredores migratorios permanentemente protegidos es la única manera para mantener la biodiversidad, también es la única forma de asegurarse de que la lista de especies raras y en peligro de extinción no crezca exponencialmente. El sitio web de Criaturas en Peligro de la Tierra, enumera 2.588 especies en peligro de extinción en Ecuador. Esta lista es únicamente un síntoma, lo que necesitamos ahora es encontrar una cura para las causas subyacentes reales.
Todos sabemos que una de las causas es la pérdida del hábitat. Pero ahora, debido al rápido calentamiento del clima, la conectividad entre diversos hábitats es la verdadera cura que necesitamos. Los bio-corredores conectan los hábitats esenciales y permiten a las especies la libertad de moverse a medida que buscan nuevas áreas que satisfagan sus necesidades. El tamaño y el diseño de estos corredores biológicos dependen de muchos temas interrelacionados, que incluyen: geografía, inundaciones y otras perturbaciones naturales, patrones históricos de migración de vida silvestre, conectividad del ecosistema, poblaciones humanas locales, etc. Aquí hay 3 de las oportunidades de biocorredores más importantes de la región. Todos ellos necesitan urgente protección debido al rápido ritmo del desarrollo humano y la amenaza de la minería y el petróleo.
El Parque Nacional Yasuní tiene un enorme corredor de desarrollo humano al oeste y noroeste que bloquea completamente la migración de la vida silvestre. Es sólo hacia el suroeste que la mayoría de las especies en el parque pueden moverse en su búsqueda de un nuevo hábitat. Ésta área que se encuentra entre el Parque Nacional Yasuní y el territorio Achuar, tiene numerosos valles fluviales que son invadidos por inundaciones anuales que crean un mosaico de bosques tropicales antiguos con una variedad de árboles frutales y un crecimiento herbáceo de poca altura. Ésta área sostiene grandes poblaciones de mamíferos como: tapir, capibara, panteras negras y jaguares. Además, desde la antigüedad hasta hace sólo unos pocos años, el rastro de los ríos ha formado miles de estanques que se encuentran en todas las etapas de eutrofización (La eutrofización es el proceso en el que los estanques se llenan lentamente con plantas y desechos de plantas y, a lo largo de milenios, se convierten en humedales, pantanos y praderas). También generan una biodiversidad extremadamente alta que va desde pequeñas especies acuáticas y semiacuáticas, en la base de la cadena alimentaria, hasta anacondas gigantes y cocodrilos. Existe una colosal combinación de diversidad de ríos, estanques, humedales y bosques en esta área. En el proyecto de planificación del territorio Shiwiar de AAC, se ha identificado una parte importante de este biocorredor.
La cuenca del río Mangozisa, en el territorio Shuar, es una de las últimas áreas en Ecuador donde la transición entre montañas y llanuras aún está intacta. Esto es importante porque la inmensa biodiversidad de la Amazonía (lado derecho de la foto) ahora está migrando hacia las montañas Shaime (lado izquierdo de la foto).
La cordillera Shaime de 110 kilómetros de largo, que se encuentra sobre el río, contiene más de 200.000 hectáreas de selva tropical prístina y son un elemento central de importante conexión para los ecosistemas regionales restantes, incluyendo: la enorme Reserva de la Selva Tropical Santiago Comainas en Perú, el Biocorredor Palora Pastaza (descrito a continuación) y la Amazonía. El área contiene importantes poblaciones de muchas especies que dependen de la conectividad a gran escala para formar poblaciones que sean lo suficientemente grandes y genéticamente viables. ¡Mantener corredores de migración de vida silvestre entre Perú y Ecuador es esencial para la biodiversidad de la región! Las cabañas de AAC en el río Mangozisa, están estratégicamente ubicadas para fomentar una ética de conservación, utilizando al ecoturismo para generar conciencia sobre el Biocorredor Shaime Mangozisa.
La relación entre la Amazonía y los Andes creó la mayor diversidad ecológica del planeta. Sin embargo, en las últimas décadas ha surgido un corredor de desarrollo en la base de los Andes, desde el Perú hasta el Caribe, que separa estos dos grandes biomas. Esto amenaza con la extinción de comunidades forestales enteras, ya que las especies sensibles a la temperatura intentan pero fracasan al migrar a terrenos más altos a medida que el cambio climático aumenta las temperaturas.
Sin embargo, AAC ha identificado una ruptura primordial en esta franja de desarrollo. Todavía existe la posibilidad de un biocorredor en gran parte intacto, de 250.000 hectáreas y que se extiende desde el Parque Nacional Sangay, en los Andes, hasta la Amazonía ecuatoriana.
La foto muestra el increíblemente hermoso valle del río Palora, que sufre frecuentes inundaciones a gran escala que crean un rico mosaico de tipos de bosques. Este valle ha sido testigo de millones de años de migraciones masivas de una amplia gama de mamíferos, insectos, anfibios y aves. Nuestro objetivo es ayudar a restablecer estas migraciones. AAC ha logrado llamar la atención de todas las ramas del gobierno local y los líderes indígenas con la oportunidad de regenerar un biocorredor de importancia mundial. Continuaremos nuestros esfuerzos en Quito y en el extranjero mientras buscamos fondos para la conservación. Es importante salvar especies en peligro de extinción como los titíes pigmeos, las tortugas de pantano de labios blancos y los tamarin de lomo de Mura. Proteger una amplia red de tierras silvestres que conectan el Parque Nacional Yasuní y a la Amazonía peruana con el Parque Nacional Sangay y los Andes, es el objetivo ecológico más importante que Ecuador podría alcanzar.
La conservación de esta red de tierras silvestres también conservaría los procesos que crearon la biodiversidad y ésta es la única cura existente. Entonces, si realmente queremos asegurarnos de que la próxima generación no tenga una lista de especies en peligro de extinción que sea muchas veces más larga, debemos actuar ahora. Los Bio-Corredores Palora-Pastaza, Shaime-Mangozisa y Yasuní-Achuar crearían una atracción ecológica de importancia mundial. Esto, a su vez, crearía grandes oportunidades de bio-turismo que ayudarían a alejar a Ecuador del petróleo y la minería que amenazan con destruir el área y las muchas culturas indígenas que han vivido allí en armonía durante miles de años.
La cordillera Shaime de 110 kilómetros de largo, que se encuentra sobre el río, contiene más de 200.000 hectáreas de selva tropical prístina y son un elemento central de importante conexión para los ecosistemas regionales restantes, incluyendo: la enorme Reserva de la Selva Tropical Santiago Comainas en Perú, el Biocorredor Palora Pastaza (descrito a continuación) y la Amazonía. El área contiene importantes poblaciones de muchas especies que dependen de la conectividad a gran escala para formar poblaciones que sean lo suficientemente grandes y genéticamente viables. ¡Mantener corredores de migración de vida silvestre entre Perú y Ecuador es esencial para la biodiversidad de la región! Las cabañas de AAC en el río Mangozisa, están estratégicamente ubicadas para fomentar una ética de conservación, utilizando al ecoturismo para generar conciencia sobre el Biocorredor Shaime Mangozisa.
El sureste del Ecuador todavía se encuentra en buenas condiciones de biodiversidad remanente y tiene oportunidades para el restablecimiento de prácticos corredores biológicos que podrían mantener su flora y fauna.
Ahora que se espera que los próximos 1.000 años sean más cálidos de lo normal, se está produciendo una migración masiva desde áreas de tierras bajas más cálidas hacia las montañas de los Andes que ofrecen climas más fríos. Permitir el movimiento a gran escala de todas las especies por medio de corredores migratorios permanentemente protegidos es la única manera para mantener la biodiversidad, también es la única forma de asegurarse de que la lista de especies raras y en peligro de extinción no crezca exponencialmente. El sitio web de Criaturas en Peligro de la Tierra, enumera 2.588 especies en peligro de extinción en Ecuador. Esta lista es únicamente un síntoma, lo que necesitamos ahora es encontrar una cura para las causas subyacentes reales.
Todos sabemos que una de las causas es la pérdida del hábitat. Pero ahora, debido al rápido calentamiento del clima, la conectividad entre diversos hábitats es la verdadera cura que necesitamos. Los bio-corredores conectan los hábitats esenciales y permiten a las especies la libertad de moverse a medida que buscan nuevas áreas que satisfagan sus necesidades. El tamaño y el diseño de estos corredores biológicos dependen de muchos temas interrelacionados, que incluyen: geografía, inundaciones y otras perturbaciones naturales, patrones históricos de migración de vida silvestre, conectividad del ecosistema, poblaciones humanas locales, etc. Aquí hay 3 de las oportunidades de biocorredores más importantes de la región. Todos ellos necesitan urgente protección debido al rápido ritmo del desarrollo humano y la amenaza de la minería y el petróleo.
El Parque Nacional Yasuní tiene un enorme corredor de desarrollo humano al oeste y noroeste que bloquea completamente la migración de la vida silvestre. Es sólo hacia el suroeste que la mayoría de las especies en el parque pueden moverse en su búsqueda de un nuevo hábitat. Ésta área que se encuentra entre el Parque Nacional Yasuní y el territorio Achuar, tiene numerosos valles fluviales que son invadidos por inundaciones anuales que crean un mosaico de bosques tropicales antiguos con una variedad de árboles frutales y un crecimiento herbáceo de poca altura. Ésta área sostiene grandes poblaciones de mamíferos como: tapir, capibara, panteras negras y jaguares. Además, desde la antigüedad hasta hace sólo unos pocos años, el rastro de los ríos ha formado miles de estanques que se encuentran en todas las etapas de eutrofización (La eutrofización es el proceso en el que los estanques se llenan lentamente con plantas y desechos de plantas y, a lo largo de milenios, se convierten en humedales, pantanos y praderas). También generan una biodiversidad extremadamente alta que va desde pequeñas especies acuáticas y semiacuáticas, en la base de la cadena alimentaria, hasta anacondas gigantes y cocodrilos. Existe una colosal combinación de diversidad de ríos, estanques, humedales y bosques en esta área. En el proyecto de planificación del territorio Shiwiar de AAC, se ha identificado una parte importante de este biocorredor.
La cuenca del río Mangozisa, en el territorio Shuar, es una de las últimas áreas en Ecuador donde la transición entre montañas y llanuras aún está intacta. Esto es importante porque la inmensa biodiversidad de la Amazonía (lado derecho de la foto) ahora está migrando hacia las montañas Shaime (lado izquierdo de la foto).
La cordillera Shaime de 110 kilómetros de largo, que se encuentra sobre el río, contiene más de 200.000 hectáreas de selva tropical prístina y son un elemento central de importante conexión para los ecosistemas regionales restantes, incluyendo: la enorme Reserva de la Selva Tropical Santiago Comainas en Perú, el Biocorredor Palora Pastaza (descrito a continuación) y la Amazonía. El área contiene importantes poblaciones de muchas especies que dependen de la conectividad a gran escala para formar poblaciones que sean lo suficientemente grandes y genéticamente viables. ¡Mantener corredores de migración de vida silvestre entre Perú y Ecuador es esencial para la biodiversidad de la región! Las cabañas de AAC en el río Mangozisa, están estratégicamente ubicadas para fomentar una ética de conservación, utilizando al ecoturismo para generar conciencia sobre el Biocorredor Shaime Mangozisa.
La relación entre la Amazonía y los Andes creó la mayor diversidad ecológica del planeta. Sin embargo, en las últimas décadas ha surgido un corredor de desarrollo en la base de los Andes, desde el Perú hasta el Caribe, que separa estos dos grandes biomas. Esto amenaza con la extinción de comunidades forestales enteras, ya que las especies sensibles a la temperatura intentan pero fracasan al migrar a terrenos más altos a medida que el cambio climático aumenta las temperaturas.
Sin embargo, AAC ha identificado una ruptura primordial en esta franja de desarrollo. Todavía existe la posibilidad de un biocorredor en gran parte intacto, de 250.000 hectáreas y que se extiende desde el Parque Nacional Sangay, en los Andes, hasta la Amazonía ecuatoriana.
La foto muestra el increíblemente hermoso valle del río Palora, que sufre frecuentes inundaciones a gran escala que crean un rico mosaico de tipos de bosques. Este valle ha sido testigo de millones de años de migraciones masivas de una amplia gama de mamíferos, insectos, anfibios y aves. Nuestro objetivo es ayudar a restablecer estas migraciones. AAC ha logrado llamar la atención de todas las ramas del gobierno local y los líderes indígenas con la oportunidad de regenerar un biocorredor de importancia mundial. Continuaremos nuestros esfuerzos en Quito y en el extranjero mientras buscamos fondos para la conservación. Es importante salvar especies en peligro de extinción como los titíes pigmeos, las tortugas de pantano de labios blancos y los tamarin de lomo de Mura. Proteger una amplia red de tierras silvestres que conectan el Parque Nacional Yasuní y a la Amazonía peruana con el Parque Nacional Sangay y los Andes, es el objetivo ecológico más importante que Ecuador podría alcanzar.
La conservación de esta red de tierras silvestres también conservaría los procesos que crearon la biodiversidad y ésta es la única cura existente. Entonces, si realmente queremos asegurarnos de que la próxima generación no tenga una lista de especies en peligro de extinción que sea muchas veces más larga, debemos actuar ahora. Los Bio-Corredores Palora-Pastaza, Shaime-Mangozisa y Yasuní-Achuar crearían una atracción ecológica de importancia mundial. Esto, a su vez, crearía grandes oportunidades de bio-turismo que ayudarían a alejar a Ecuador del petróleo y la minería que amenazan con destruir el área y las muchas culturas indígenas que han vivido allí en armonía durante miles de años.
La cordillera Shaime de 110 kilómetros de largo, que se encuentra sobre el río, contiene más de 200.000 hectáreas de selva tropical prístina y son un elemento central de importante conexión para los ecosistemas regionales restantes, incluyendo: la enorme Reserva de la Selva Tropical Santiago Comainas en Perú, el Biocorredor Palora Pastaza (descrito a continuación) y la Amazonía. El área contiene importantes poblaciones de muchas especies que dependen de la conectividad a gran escala para formar poblaciones que sean lo suficientemente grandes y genéticamente viables. ¡Mantener corredores de migración de vida silvestre entre Perú y Ecuador es esencial para la biodiversidad de la región! Las cabañas de AAC en el río Mangozisa, están estratégicamente ubicadas para fomentar una ética de conservación, utilizando al ecoturismo para generar conciencia sobre el Biocorredor Shaime Mangozisa.